martes, 30 de julio de 2013

La globalización neoliberal y sus consecuencias en el buen vivir

LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL. SUS CONSECUENCIAS PARA LA HUMANIDAD

Para el estudio de la globalización neoliberal, es necesario tomar como punto de partida el término globalización. Este término, es definido por la Enciclopedia Encarta como: un concepto que pretende describir la realidad inmediata como una sociedad planetaria, más allá de fronteras, barreras arancelarias, diferencias étnicas, credos religiosos, ideologías políticas y condiciones socioeconómicas y culturales. Surge como consecuencia de la internacionalización cada vez más acentuada de los procesos económicos, los conflictos sociales y los fenómenos políticos-sociales.

Desde el punto de vista operacional, la globalización puede ser asumida como: un prolongado y complicado proceso de internacionalización de los diversos fenómenos que tienen lugar en el planeta Tierra (económicos, políticos, sociales…), en la dialéctica de lo objetivo y lo subjetivo, de acuerdo con los adelantos de la ciencia y la técnica, cuya expresión está condicionada por el momento histórico-concreto en que se manifiesta.
Se considera, que esta última definición resulta de gran importancia para la comprensión adecuada de este fenómeno pues se refiere a una serie de aspectos que lo caracterizan y no la equipara a la globalización neoliberal.
El compañero Fidel, más allá de brindar una definición cerrada del término, considera que la globalización no es un capricho de nadie, no es ni siquiera, un invento de alguien. La globalización es una ley histórica, es una consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas y un producto del desarrollo de la ciencia y la técnica . Es necesario señalar, que la globalización no es un fenómeno privativo de la contemporaneidad pues ya en la época de descomposición de la Comunidad Primitiva y el surgimiento del Esclavismo se evidenció cierto nivel de internacionalización aunque este proceso se vio frenado por la llegada del Feudalismo. A partir del descubrimiento de América, en 1492, la globalización alcanza su estatus o expresión moderna estrechamente relacionada con la no consideración de los intereses de las mayorías y el ataque a la identidad cultural, política y social de las naciones pobres.

En la actualidad el tipo de globalización que persiste es la neoliberal. Los teóricos de esta modalidad globalizadora, pretenden presentarla como un producto del desarrollo de la humanidad y la única alternativa posible para la internacionalización de las relaciones económicas y políticas a nivel global; cuestión que se debe tener presente para evitar interpretaciones y posiciones erróneas con respecto a este fenómeno.

En este sentido, el economista holandés Win Dierckxsens se pronunció al respecto y reconoció que “la globalización neoliberal, en esencia, es más un proceso de recomposición de la acumulación de capital a escala mundial basado en la concentración de la riqueza a costa del desarrollo, y no, como sus defensores plantean, un modelo que sería fruto de un avance del proceso tecnológico en el campo informativo y de la comunicación ”.

La globalización neoliberal tiene sus precedentes teóricos en el liberalismo económico de finales del siglo XVIII y principios del XIX, que se asentaba en tres pilares básicos: la desregulación estatal, la privatización y el libre comercio. Por estas razones, el liberalismo económico beneficia el desarrollo de una economía de mercado donde se reduzca a lo imprescindible la intervención estatal en los asuntos del mercado; si bien no niega la necesaria participación del Estado en los asuntos económicos.

El neoliberalismo tiene su génesis en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial y su plataforma programática queda enunciada en el libro de Friedrich Hayek, “Camino de Servidumbre”. En esta obra, Hayek advierte sobre el peligro de la intervención del Estado en los asuntos económicos y su posición teórica se convirtió en la respuesta de las clases más reaccionarias contra el naciente Estado de Bienestar.

Pero el momento crucial para el desarrollo acelerado de la doctrina neoliberal fue, sin lugar a dudas, el derrumbe del campo socialista y la desaparición de la Unión Soviética. A partir de este momento histórico y del fin de la guerra fría, el eje de enfrentamiento Este-Oeste se desplazó en la dirección del Norte-Sur y preconizó una política que pretende el saqueo de las riquezas de los países pobres por parte de las naciones poderosas. Todo esto, bajo el pretexto de que la humanidad participe en una economía de mercado y en un mundo sin fronteras.

A este hecho, se sumó el desarrollo de las fuerzas productivas y los avances de la tecnología que requieren la eliminación de las fronteras y la reducción de las barreras arancelarias fundamentalmente en los países pobres y permiten la anexión de las riquezas de dichas naciones a la élite capitalista.

La globalización tiene tres frentes. El primer frente es el frente económico. La globalización liberal es, esencialmente, un fenómeno económico y financiero. El segundo frente que se ha abierto después del 11 de septiembre es el frente militar. Los EE.UU. han asumido la función de ser el brazo armado de la globalización. Este segundo frente supone que todo aquel que se opone a la globalización corre el riesgo de ser acusado de terrorismo. Pero a estos dos frentes se añade un tercer frente, que en mi opinión es un frente central, y que es el frente ideológico. Es el frente de tratar de convencer a cada persona del planeta de que la globalización es lo mejor que le puede ocurrir al planeta. Esa es la idea. Y quien trabaja sobre ese frente son los medios de comunicación .

La doctrina neoliberal defiende como valor fundamental: la competencia, no sólo desde el punto de vista nacional y empresarial sino también entre las personas; a las cuales mide su valor de acuerdo a su capacidad para obtener ganancias, a sus triunfos en el aspecto económico. Además, pondera la internacionalización de las finanzas, el capital y las empresas; estrategia que sus ideólogos consideran inevitable e irreversible.

Otro aspecto básico del neoliberalismo, lo constituyen sus consideraciones sobre el papel del Estado en la dirección de los procesos económicos. Según su visión, el Estado es un obstáculo para la eficiencia del mercado, frena el proceso de acumulación y dificulta la libre circulación de bienes y capitales. Propugna la privatización de las actividades económicas, la disminución de los gastos públicos y una mayor participación de las empresas transnacionales en el espacio público. Todas estas medidas, despojan a los gobiernos de su papel en la regulación de las economías nacionales.

El debilitamiento del papel económico del Estado provoca grandes consecuencias para las economías nacionales. Estas secuelas se agrupan en dos direcciones fundamentales: en primer lugar, la capacidad para la promoción del desarrollo en los marcos nacionales es eclipsada por la acción de la competencia y la presión de mecanismos supranacionales como la OMC, el FMI y el Banco Mundial. Con este fin, se promueve la privatización de todas las propiedades estatales de interés para el capital transnacional. En segundo lugar, los estados se tornan incapaces de desarrollar la necesaria gobernabilidad para controlar los mecanismos de la economía internacional que están estrechamente relacionados con los espacios económicos nacionales.

Estrechamente vinculado a sus consideraciones respecto al papel del Estado, se encuentran sus planteamientos sobre el libre comercio. De acuerdo a su criterio, en un comercio libre el mercado funcionará de forma perfecta, dividirá de forma óptima los recursos y especializará a cada país en las producciones donde sea más eficiente. Para su buen funcionamiento, el Gobierno no debe participar en la dirección de los procesos económicos y está obligado a dejarlos al libre albedrío de la competencia.

La liberalización del comercio se asienta en la eliminación de las cuotas de importación y la reducción de la unificación de los aranceles. Esto produce un aumento del déficit presupuestario e impide que los gobiernos nacionales puedan efectuar una distribución efectiva del comercio exterior; afectando los productos nacionales que son sustituidos por los de importación. Además, la liberalización comercial no incluye a los productos donde los países subdesarrollados son más competitivos. Por ejemplo, se manifiestan tendencias a la sustitución de las organizaciones tercermundistas de integración económica por proyectos hegemónicos y colonizadores como el ALCA. De esta forma, el libre comercio sirve de instrumento para la dominación de los países pobres pues favorece el realce y la permanencia de las desigualdades y se convierte en un escenario de lucha por el control de los mercados.

El neoliberalismo se convierte en la negación de la democracia; porque constituye un elemento de dominación vinculado fundamentalmente a la competencia política y a los procesos electorales. La “democracia neoliberal” carece de contenido; pues el Estado abandona una parte importante de sus responsabilidades con la sociedad y los intereses autóctonos de las naciones, al poner por encima los intereses de las potencias imperialistas y las transnacionales.

La globalización neoliberal se asienta sobre un conjunto de instrumentos que garantizan el cumplimiento de los objetivos propuestos por el capital. Entre estos instrumentos se destacan: la privatización, la devaluación monetaria, las condiciones impuestas a los países deudores, los presupuestos, la liberalización del comercio, la dolarización de los precios domésticos y el debilitamiento del poder del Estado.

Por ejemplo, la reforma estructural de la tierra y la agricultura se propone confiscar y/o hipotecar las tierras de los pequeños propietarios y aumentar el sector de los negocios agrícolas a partir de la formación y desarrollo de una clase de trabajadores carentes de tierra. Este accionar serviría a los intereses de los países acreedores de la deuda externa; pues las tácticas del Banco Mundial se efectuarán en base a la venta de estas tierras lo que producirá grandes ingresos que engrosarán los bolsillos de los prestamistas.

La globalización neoliberal implica también un altísimo nivel de concentración de la propiedad y del capital en manos de un pequeño grupo de capitalistas representados a través de los grandes consorcios transnacionales; lo que impide un reparto equitativo de las riquezas del mundo en el que vivimos.

Esta realidad, provoca un conjunto de consecuencias negativas para la humanidad que se expresan en todos los ámbitos y esferas de la vida cotidiana y que son cada día más evidentes.

En primer lugar, la globalización neoliberal ha incrementado la brecha entre ricos y pobres no sólo entre los países ricos y pobres (norte-sur), sino también en el interior de las naciones.

De acuerdo a un informe presentado por CEPAL, el índice de pobreza en América Latina se elevó de un 41% en 1990 a un 45% en año 2000 y en el mundo en su totalidad se considera que la cifra de personas que viven en condiciones de pobreza extrema alcanza los 1200 millones. El índice de desigualdad del ingreso per cápita en América Latina se incrementó del 0,51 en 1950 al 0,70 en 1998 y el 20% más rico de la población recibe cerca de 19 veces más ingresos que el 20% más pobre. Además, plantea en dicho informe, que la diferencia de ingreso entre los países pobres y los ricos aumentó de 37 veces en 1960 a 74 veces en el presente.

Estas desigualdades tienen su base en las escasas oportunidades de acceder a un empleo decoroso que les posibilite satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia.

En la actualidad más del 40% de la población mundial en edad laboral se encuentra en condiciones de desempleo o subempleo. El trabajo en el sector informal ha mostrado un sostenido crecimiento; lo que resulta preocupante pues es un compromiso laboral sin seguridad social, sin seguro contra el desempleo, sin derechos ante la invalidez o la disminución de la capacidad laboral; en fin sin protección al trabajador. Además, se ha incrementado la explotación del trabajo infantil y femenino.

La liberalización financiera facilita la fuga de capitales de los países pobres hacia los ricos y que enormes cantidades de dinero procedentes de la especulación y la corrupción, pasen a engrosar el capital de instituciones bancarias foráneas que las utilizan en su beneficio.

También, se expresa la tendencia a la disminución de la ayuda oficial de los países del primer mundo al desarrollo; la que intenta sustituir por los “beneficios del libre comercio”.

El intercambio desigual en el comercio es otro fenómeno que provoca cuantiosas pérdidas para los países subdesarrollados. Se estima que anualmente se pierden por este concepto en el mundo en desarrollo alrededor de 100 mil millones de dólares.

La relación de intercambio entre los países del norte y del sur, con excepción del petróleo y las manufacturas, disminuyó en más del 20 % (en el caso del continente africano el descenso fue del 25%; así tuvo que incrementar sus exportaciones más de un tercio para mantener el nivel de importaciones de 1980).

Esta situación se debe a la disminución de los precios de los productos que exportan las naciones pobres. Por ejemplo, las exportaciones de café aumentaron de 3 millones 700 mil toneladas en 1980 a 5 millones 900 mil toneladas en el año 2000; el ingreso recibido disminuyó de 12 mil 500 millones de dólares, en 1980, a 10 mil 200 millones en el 2000. Además, los países desarrollados reciben más ganancias por estas mercancías que sus mismos productores.

A esto se suman los efectos negativos de la deuda externa; la cual se incrementó de 461 mil millones de dólares en 1991 a cerca de 726 mil millones en el 2001 y se pagó entre 1992 y 1999 la cifra de 913 mil millones, mucho más que la propia deuda.

Por otro lado, el endurecimiento de los derechos de propiedad y la brecha tecnológica provoca el desembolso de cuantiosos recursos por parte de los países en vías de desarrollo. A esto se suma el “robo de cerebros” que despoja a las naciones pobres de los recursos humanos necesarios para llevar a cabo sus planes de desarrollo. El efecto económico de esta política se estima en no menos de 50 mil millones de dólares por año.

Otra consecuencia importante de la globalización neoliberal para los países del Tercer Mundo, lo constituye el deterioro del medio ambiente. La elevación de la temperatura del planeta debido al efecto invernadero, se encuentra motivada por la emisión de sustancias de efecto invernadero producidas por el consumo de combustibles fósiles y otras sustancias contaminantes.

La deforestación produce la disminución de las zonas boscosas del planeta y el aumento del contenido de dióxido de carbono en la atmósfera. Además, producto a la emisión de estas sustancias, se ha producido la rotura de la capa de ozono; lo cual ha desatado el aumento del cáncer de piel debido a la exposición excesiva a los rayos ultravioletas.

La erosión de los suelos, la salinización y la desertificación han producido la degradación de la tierra; con la consiguiente disminución de su productividad. Toda esta situación ambiental ha provocado la disminución de la biodiversidad de especies en todo el planeta.

Todos los efectos negativos, planteados con anterioridad en relación a la globalización neoliberal, se quedan pequeños si se comparan con las profundas consecuencias sociales que esta política ha acarreado a toda la humanidad.

Se plantea que el número de hambrientos en el mundo ha aumentado durante los últimos 25 años en 300 millones. El 85% de la población, la cual se concentra en los países pobres, consume solamente el 30% de la energía, el 25% de los metales y el 15% de la madera.

En el planeta existen 854 millones de adultos analfabetos, porcentaje que en América latina se eleva al 11,7% de la población, 325 millones de niños no asisten a la escuela y la cifra analfabetos totales y funcionales alcanza los miles de millones.

El índice de mortalidad infantil en menores de un año alcanza la cuantía de 55 en el mundo y 32 en América Latina, por cada mil nacidos vivos. En este aspecto también se evidencia la diferencia entre los países ricos y los pobres pues el índice mortalidad infantil de las naciones pobres es doce veces mayor que el de las ricas.

En los países subdesarrollados, nacen anualmente 150 millones de niños con bajo peso; cuestión que aumenta el riesgo de muerte prematura y tiene implicaciones negativas para el normal desarrollo físico y mental de estos infantes. Además, en dichas naciones, mueren diariamente 33 mil niños de enfermedades curables.

El ejercicio de la medicina, en la actualidad, expresa una visión centrada en la enfermedad y no intenta intervenir sobre la salud globalmente considerada. No tiene en cuenta las acciones de promoción de salud y prevención de la enfermedad; pues consideran este problema un negocio y entre más personas enferman existan, mayores serán sus ganancias.

La industria farmacéutica afecta a los países del Tercer Mundo, pues ofertan productos farmacológicos a precios elevados en vez de ofertar productos genéricos cuyos precios son más asequibles para la sociedad en su conjunto.

Los factores determinantes de las condiciones de salud como: creencias de salud, conductas de salud, conductas de enfermedad, factores de riesgo, programas de salud, nutrición, situación sanitaria, programas de prevención y promoción en salud, entre otros aspectos; se ven afectados por la globalización neoliberal debido al olvido del bienestar de las personas y la búsqueda constante e irracional de ganancias.

El incremento de la miseria ha provocado que el término “pobreza” sea considerado un concepto epidemiológico; el cual está integrado el bajo nivel socioeconómico de un determinado país, el nivel de desempleo, el bajo nivel de escolaridad y el bajo nivel de la economía familiar. Además, se constituye en uno de los factores fundamentales en la morbilidad y mortalidad a nivel global; así como en la aparición de los agentes desencadenantes de las enfermedades.

En el marco familiar, la globalización neoliberal, ha provocado el agravamiento de los conflictos generacionales (padre-hijo) y de género (hombre-mujer), con el consiguiente aumento del grado de desintegración familiar, de los conflictos familiares y de la violencia doméstica. También, ha estimulado el cambio de las costumbres, valores y estilos de vida familiares.

La migración hacia los países desarrollados se ha incrementado, debido a que los ciudadanos de las naciones pobres buscan mejores condiciones de trabajo y de vida; aunque en realidad lo que encuentran es rechazo, explotación, opresión y subvaloración.

Otro problema de gran impacto social es el aumento de los índices de prostitución. Por ejemplo, se considera que dos millones de niñas son forzadas a ejercer la prostitución.

Todas estas consecuencias negativas, demuestran la insostenibilidad del orden económico y político neoliberal. Además, manifiestan la creciente necesidad de luchar por revertir esta situación por el bien de toda la humanidad.


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